sábado, 2 de marzo de 2013

CXXX

 
 
 

La serena alegría de la práctica de Buda
 
Asociación Budista Soto Zen Argentina
ABSZA
 

CXXIX

 
 
 
 
Prólogo
 
Formado primero en Judo (2º Dan Kodokan) con los Sensei Yamamoto y Takada, Sensei Augusto Delfos González comenzó a fines de 1959 su práctica de Karatedo con Sensei Tsuchiya Hideo, uno de los dos Maestros que introdujeron este camino en Argentina. Esa relación Maestro-Discípulo continúa, claro está, en la actualidad, 53 años después.
 
Cuando en 1969 Sensei Tsuchiya regresa a Japón, gradúa al Maestro González, Shodan de Shudokan. Desde ese momento, Sensei González continuará en otras condiciones, su largo y complejo camino a la maestría.
 
Para entender mejor la idea, es conveniente situarnos en la época: el correo postal, el teléfono, las filmaciones en Súper 8 eran los limitados medios tecnológicos a través de los cuales podía mantenerse la comunicación con el Maestro, residente a 20.000 kms. de distancia. Nada de Internet, videoconferencia, mails… ¿Alguien puede imaginar ese mundo?
 
Como si fuera poco, Sensei Tsuchiya jamás fue un simple repetidor de las bases. Muy por el contrario, es un profundo investigador de Karatedo; de su técnica, historia y fundamentos. Y no solo de la teoría. Es un practicante, aún hoy a sus 82 años, de tiempo completo. Podría decirse que vive para Karate.
 
Seguir su evolución desde Argentina, con los medios disponibles por entonces, era harto difícil,  por no decir, directamente imposible.
 
¿Qué hacer?, se pregunta entonces Sensei González, no dispuesto a resignar su evolución en el camino. Hay que viajar a Japón, concluye. Realizará así no menos de 25 viajes al Dojo de su Maestro, a partir de 1974, para practicar con él en estadías prolongadas íntegramente dedicadas a Karatedo. E irá creciendo en el arte, con la atenta guía de su Sensei.
 
Además, promoverá varias prolongadas visitas de Sensei Tsuchiya a la Argentina, para que todos tengan acceso directo a sus enseñanzas.
 
Docente de Karatedo, competidor, Director Técnico del seleccionado nacional de Karate, Vicepresidente de WUKO (actual WKF - World Karate Federation) donde se relaciona con Maestros de la talla de Kanazawa, Takagi, Sakagami, Iwata, Nishiyama, Hayashi y otros, juez internacional de Kumite Shiai y Kata Shiai, fundador y Presidente de la Federación de Karate de la República Argentina, Presidente del Consejo Técnico y de Árbitros de la Federación Panamericana de Karate y Presidente de la Comisión Técnica de la Asociación de Técnicos en Karate (FAK), son solo algunas de las responsabilidades que asumió Sensei González a lo largo de los años.
 
Pero en 1990, después del campeonato mundial de México se retira de la actividad deportiva para dedicarse totalmente a la práctica de karate tradicional. Y será el propio Sensei González quien explique su decisión:
“Cuando comienza el auge del karate deportivo me veo obligado a desarrollar esta actividad a la que no obstante haberle dedicado una parte de mi práctica, la considero tangencial y de menor relevancia que la práctica de lo tradicional”. No por casualidad, publicará tiempo mas tarde, en 1994, su obra “KEIKO. La práctica del Karate-do Tradicional”.
 
Con todo el respeto que las funciones deportivas internacionales le merecen, seguramente ninguna habrá igualado aquel día del año 1982 en que Tsuchiya Sensei lo nombra Maestro del estilo Shudokan. O cuando en 1999, durante su 19º viaje a Japón, le otorga la categoría que hoy ostenta, 8º Dan, nombrándolo Shihan y Responsable Técnico del estilo Nippon Den karatedo Tsuchiya Ryu.
 
A sus actuales 76 años y “enfundado” en su GI, el Maestro se transforma. Al verlo mostrar técnica y explicar, se hace evidente que está en lo suyo. Y nos lleva a pensar: hace bien Karatedo para la salud; es verdad, como él dice, que “deberíamos karatizar más nuestras vidas”.
 
Ciertamente, algunos Maestros son excelentes para enseñar las bases. Podríamos definirlos como el Diccionario de la Real Academia Española, pero de Karate. Allí, en ellos, está todo, técnica por técnica. Desde la más simple a la más compleja, como en un completo diccionario de la lengua. Esta característica de esos Maestros, es en si misma muy buena, nada despreciable. Pero, hay que decirlo, un diccionario —incluido el formidable diccionario de la Real Academia—, nunca tendrá el vuelo de El Quijote, de Cien Años de Soledad, o del Martín Fierro, por ejemplo. En estas obras, está la lengua, en todo su dimensión práctica. El diccionario, en cambio, reúne la letra fría. Es útil, necesario, hasta imprescindible, pero no suficiente. Sensei González —es mi modesta opinión de aficionado a Karatedo— viene, a partir de las bases del arte, escribiendo desde hace 50 años, con la guía de su Maestro, su Quijote, su Cien Años, su Martín Fierro. Y parte de su generosa actitud, es compartir su experiencia con nosotros, por ejemplo, a través de su nuevo libro —escrito con la colaboración de su alumna 7º Dan,
Maestra Vilma Giannini—, “A la sombra del Karate de Shuri”, que la Colección El Sendero del Guerrero de Editorial Kier, prepara para 2013.
 
Claudio Veiga
Director de la Colección