Prólogo
Formado primero
en Judo (2º Dan Kodokan) con los Sensei Yamamoto y Takada, Sensei Augusto
Delfos González comenzó a fines de 1959 su práctica de Karatedo con
Sensei Tsuchiya Hideo, uno de los dos Maestros que introdujeron este camino en
Argentina. Esa relación Maestro-Discípulo continúa, claro está, en
la actualidad, 53 años después.
Cuando en 1969
Sensei Tsuchiya regresa a Japón, gradúa al Maestro González, Shodan de
Shudokan. Desde ese momento, Sensei González continuará en otras condiciones, su
largo y complejo camino a la maestría.
Para entender
mejor la idea, es conveniente situarnos en la época: el correo postal, el
teléfono, las filmaciones en Súper 8 eran los limitados medios tecnológicos a
través de los cuales podía mantenerse la comunicación con el Maestro,
residente a 20.000 kms. de distancia. Nada de Internet, videoconferencia, mails…
¿Alguien puede imaginar ese mundo?
Como si fuera
poco, Sensei Tsuchiya jamás fue un simple repetidor de las bases. Muy por el
contrario, es un profundo investigador de Karatedo; de su técnica, historia y
fundamentos. Y no solo de la teoría. Es un practicante, aún hoy a sus 82 años,
de tiempo completo. Podría decirse que vive para Karate.
Seguir
su evolución desde Argentina, con los medios disponibles por entonces, era
harto difícil, por no decir, directamente imposible.
¿Qué hacer?, se
pregunta entonces Sensei González, no dispuesto a resignar su evolución en el
camino. Hay que viajar a Japón, concluye. Realizará así no menos de 25 viajes
al Dojo de su Maestro, a partir de 1974, para practicar con él en estadías
prolongadas íntegramente dedicadas a Karatedo. E irá creciendo en el arte, con
la atenta guía de su Sensei.
Además,
promoverá varias prolongadas visitas de Sensei Tsuchiya a la Argentina, para
que todos tengan acceso directo a sus enseñanzas.
Docente de
Karatedo, competidor, Director Técnico del seleccionado nacional de Karate,
Vicepresidente de WUKO (actual WKF - World Karate Federation) donde se
relaciona con Maestros de la talla de Kanazawa, Takagi, Sakagami, Iwata,
Nishiyama, Hayashi y otros, juez internacional de Kumite Shiai y Kata Shiai,
fundador y Presidente de la Federación de Karate de la República Argentina,
Presidente del Consejo Técnico y de Árbitros de la Federación
Panamericana de Karate y Presidente de la Comisión Técnica de la Asociación de
Técnicos en Karate (FAK), son solo algunas de las responsabilidades que asumió
Sensei González a lo largo de los años.
Pero en 1990,
después del campeonato mundial de México se retira de la actividad deportiva
para dedicarse totalmente a la práctica de karate tradicional. Y será el propio
Sensei González quien explique su decisión:
“Cuando
comienza el auge del karate deportivo me veo obligado a desarrollar esta
actividad a la que no obstante haberle dedicado una parte de mi práctica, la
considero tangencial y de menor relevancia que la práctica de lo tradicional”. No
por casualidad, publicará tiempo mas tarde, en 1994, su obra “KEIKO.
La práctica del Karate-do Tradicional”.
Con
todo el respeto que las funciones deportivas internacionales le merecen,
seguramente ninguna habrá igualado aquel día del año 1982 en que Tsuchiya
Sensei lo nombra Maestro del estilo Shudokan. O cuando en 1999, durante su
19º viaje a Japón, le otorga la categoría que hoy ostenta, 8º Dan, nombrándolo
Shihan y Responsable Técnico del estilo Nippon Den karatedo Tsuchiya Ryu.
A sus actuales 76
años y “enfundado” en su GI, el Maestro se transforma. Al verlo mostrar técnica
y explicar, se hace evidente que está en lo suyo. Y nos lleva a pensar: hace
bien Karatedo para la salud; es verdad, como él dice, que “deberíamos
karatizar más nuestras vidas”.
Ciertamente,
algunos Maestros son excelentes para enseñar las bases. Podríamos definirlos
como el Diccionario de la Real Academia Española, pero de Karate. Allí, en
ellos, está todo, técnica por técnica. Desde la más simple a la más
compleja, como en un completo diccionario de la lengua. Esta característica de
esos Maestros, es en si misma muy buena, nada despreciable. Pero, hay que
decirlo, un diccionario —incluido el formidable diccionario de la Real Academia—,
nunca tendrá el vuelo de El Quijote, de Cien Años de Soledad, o del Martín
Fierro, por ejemplo. En estas obras, está la lengua, en todo su dimensión
práctica. El diccionario, en cambio, reúne la letra fría. Es
útil, necesario, hasta imprescindible, pero no suficiente. Sensei González —es
mi modesta opinión de aficionado a Karatedo— viene, a partir de las bases del
arte, escribiendo desde hace 50 años, con la guía de su Maestro, su
Quijote, su Cien Años, su Martín Fierro. Y parte de su generosa actitud, es
compartir su experiencia con nosotros, por ejemplo, a través de su nuevo libro —escrito
con la colaboración de su alumna 7º Dan,
Maestra Vilma
Giannini—, “A la sombra del Karate de Shuri”, que
la Colección El Sendero del Guerrero de Editorial Kier, prepara
para 2013.
Claudio
Veiga
Director
de la Colección