Lic. María Julia Vernieri.
LAS ARTES DE COMBATE Y LOS NIÑOS:
Una Ética para Crecer
Una entrevista de Claudio Veiga
a la Lic. María Julia Vernieri (*)
CNA: ¿Cree usted que la práctica de artes de combate
es siempre positiva para los niños y adolescentes?
Como en todo, depende principalmente de la calidad del maestro
o la maestra con quien los chicos practiquen.
En cualquier experiencia de enseñanza-aprendizaje el docente
tiene una importancia fundamental.
Sólo él puede convertir la clase en una experiencia significativa,
en la que aprender a ser una buena persona,
utilizar bien los recursos, producir cambios positivos y verdaderos en la conducta,
se convierta en una realidad;
o puede ser un espacio que no tenga sentido,
al que se va sólo porque los padres obligan a hacerlo
o por una inercia relacionada con la rutina cotidiana.
Incluso puede ser totalmente contraproducente cuando los chicos
en lugar de encontrar un lugar donde los valorizan y
los consideran como personas con sus fortalezas y debilidades,
se encuentran con profesores que solamente les exigen una técnica,
que buscan más el rédito personal o el de su escuela que el bien de los chicos,
que le bajan su autoestima porque no toman en cuenta sus verdaderas posibilidades,
que los comparan continuamente con otros,
que no comprenden ni conocen la edad evolutiva
por la que están atravesando y
no utilizan estrategias adecuadas para su edad.
Pero hay muchos buenos maestros y la práctica de las artes de combate
es verdaderamente positiva para muchos niños y adolescentes
que día á día crecen saludables, aprendiendo a controlar sus impulsos
y canalizando la agresividad natural en forma sana,
evitando que degenere en una violencia inmanejable.
CNA: ¿Cómo entiende usted que
se puede diferenciar a estos profesores?
Bueno, creo que es indiscutible que siempre hay
maestros más capaces que otros y que esto
se hace evidente en la cotidianeidad de cada escuela
y de cada clase.
Ya sea ésta una clase de artes de combate,
de pintura, matemática, etc.
El indicador sin duda más efectivo para darse cuenta
son los mismos chicos:
cuando los chicos van contentos, vuelven de las clases de buen humor,
se los observa menos ansiosos y más reflexivos y además,
progresan en su técnica podemos pensar
que hemos encontrado al maestro adecuado.
Creo que hay distintas variables a tener en cuenta.
Por ejemplo hay cualidades personales que tendrían
que ser inherentes a la condición de maestro,
como la tolerancia, la paciencia, la flexibilidad, la responsabilidad,
la capacidad de escucha, de empatía, el compromiso personal,
el optimismo, el sentido de justicia y la humildad.
Pero además de estas cualidades personales es fundamental
la formación docente: la pedagogía y la didáctica.
No toda persona, mas allá de lo excelente que sea técnicamente,
o lo mucho que le gusten los niños,
está en condiciones de transmitir o comunicar en forma idónea
ese conocimiento o técnica.
Los chicos, tanto como los adolescentes,
necesitan de métodos especiales que dependen exclusivamente
de sus características evolutivas, sus necesidades, y del caudal
de experiencias que traen a las clases.
No es lo mismo enseñar a un niño, a un adolescente, o a un adulto.
Y no es lo mismo enseñar a un niño de cuatro o cinco años
que a uno de ocho u nueve.
Cada edad tiene sus propias necesidades y sus propias posibilidades
en relación a los resultados que se propone el docente.
Si la persona que quiere enseñar no toma en cuenta esto
y no busca consciente y sistemáticamente la mejor estrategia,
los mejores medios, la mejor manera de llegar a sus alumnos,
por más que sepa mucho de su disciplina no va a
lograr su objetivo y además posiblemente excluya a los chicos
de ese aprendizaje en lugar de promoverlo.
Por eso es fundamental la formación docente
para cualquier profesional que desee enseñar algo a otro,
sobre todo a niños y adolescentes, porque sólo esta formación
es la que le permite al maestro actualizarse continuamente,
conocer el perfil de los chicos de determinada edad,
conocer como piensan, como actúan, cuáles son sus preferencias,
a qué juegan habitualmente, que pueden aceptar y que no,
que pueden internalizar y que no,
que es esperable que logren y que no...
Para darte un ejemplo: puede haber un excelente maestro,
perfecto en su técnica y que sienta que le gusta mucho estar con los chicos.
Pero no tiene el conocimiento de las características
evolutivas del grupo de los más pequeños y pretende
que los chicos se queden callados durante toda la clase,
o que se queden períodos largos de tiempo sentados
mirando a un compañero.
Evidentemente este aprendizaje, el del silencio y el del
control del movimiento corporal, es un aprendizaje paulatino
que no es posible lograr desde un principio a la edad de
cinco, seis, siete años... entonces,
y en el mejor de los casos, lo más probable es que el chico se canse y pida
a los padres que no lo envíen más.
Pero también puede ocurrir que sin alcanzar a comprender
el porque de su malestar, el niño comience a descargar
en otro sitio todo esa capacidad de movimiento y diálogo
que estuvo reprimiendo durante la clase,
apareciendo como una conducta inadaptada.
Afortunadamente la enseñanza de las artes de combate
está cambiando y cada vez mas maestros van tomando conciencia
de la importancia de su formación y de que no basta con manejar
excelentemente una técnica para poder
enseñarla y producir cambios positivos en los chicos.
Mamá María Julia, con su hijita
María de los Milagros Veiga Vernieri.
CNA: ¿Qué relación encuentra usted entre
las artes de combate y la educación en valores?
Todo proceso de comunicación entre un adulto y un niño
lleva implícito la transmisión y la educación en valores.
No sólo a partir de lo que decimos, sino y fundamentalmente,
a partir de lo que hacemos, transferimos a nuestros chicos como vemos la vida,
que valoramos y que no y colaboramos a que ellos internalicen ideas y conceptos
con los que luego van a ir construyendo su propia escala de valores.
Las clases de arte de combate son fundamentalmente
un proceso de comunicación y cuando están bien administradas
son a mi entender una excelente oportunidad para que los chicos
hagan propias habilidades sociales que luego le permitan
construir una escala de valores que le abra la puerta a
una vida más significativa y a una mejor convivencia con quienes los rodean.
Una clase de artes de combate cuando está bien manejada
permite y favorece el autoconocimiento y es sólo a partir del
conocimiento de uno mismo y de entender que uno tiene fortalezas,
pero también debilidades, que se puede llegar a entender
lo que significa realmente ser humano y entonces perdonar
las debilidades de los otros y aceptar sus fortalezas.
Por otra parte hay que tener en cuenta que las artes de combate
entienden la agresividad como un instinto natural,
común a todos los hombres y proponen una forma
creativa y sana de encausarla y que es también,
a partir del autoconocimiento que se pueden entender y
luego manejar las propias reacciones.
Una clase de artes de combate puede ser un lugar especial
para aprender a escuchar activamente y
sólo aprendiendo a escuchar activamente
se puede construir luego el valor del respeto.
En las clase de artes de combate se puede promover
la empatía entre los discípulos y sólo un niño que aprende
en forma sistemática a ser empático puede construir
el día de mañana el valor de la solidaridad.
CNA ¿Cree usted que hay determinadas artes de combate
que son más recomendables para una edad que para otra?
Yo no diría que unas son más recomendables que otras,
sino que tienen características distintas y que los padres
cuando acompañan a sus hijos y toman la decisión de
comenzar a practicar cualquiera de ellas,
tienen que conocer cuales son esas características y que consecuencias
puede traer ese aprendizaje para sus hijos.
Las podemos clasificar en artes:
* De golpes traumáticos (Stricking), como el Box, Muay Thai, Taekwondo, Karate, Kung fu, etc.
* De lucha (fighting), como el Judo, el Jiu Jitsu, la Luta Livre, etc.
* Combinada, como el Vale Tudo recreativo.
Cuando la elección es un arte de combate cuya técnica
incluye golpes traumáticos, los padres deben ser conscientes que es seguro
que se afianzará en la memoria refleja del niño y preadolescente,
el acto de golpear.
Y esto, por su puesto debe educarse.
Para eso es imprescindible un docente capaz y preparado.
La presencia de éste acto reflejo, si bien controlado,
puede aparecer con menores consecuencias en
una etapa evolutiva psicológica posterior.
No obstante, en los casos que las disciplinas del primer grupo
sean practicadas por niños, debería centrarse el aprendizaje
en aquellos aspectos, como las Formas
-parar citar solo un ejemplo entre todas las posibilidades-,
que no tienen en el intercambio de golpes,
el principal componente.
Los niños, no deben intercambiar golpes traumáticos.
Ni siquiera con protecciones.
Pueden, en algunos casos, "dibujar" el golpe,
sin llegar jamás, al contacto.
CNA: Para finalizar ¿que desea agregar?
Simplemente destacar una vez más la importancia
que tiene un buen maestro en la vida de las personas.
Hay maestros que vamos a recordar siempre;
recordaremos sus palabras, sus actos, lo que él nos transmitía.
Aún siendo mayores su recuerdo nos llena de alegría,
optimismo y esperanza.
Seguramente esos maestros nos han permitido
sentirnos personas únicas, irremplazables y valiosas
y aceptándonos con nuestros logros y nuestros defectos,
han logrado que mejoremos nuestra propia "marca personal"
y encontremos a partir de sus enseñanzas
una mejor manera de vivir nuestras vidas.
Y seguramente también, esos maestros son aquellos que
con humildad han aceptado que no lo saben todo,
que es importante capacitarse y actualizarse
y que siempre hay algo nuevo por aprender.
(*) María Julia Vernieri es Licenciada en Psicopedagogía,
egresada de la Universidad del Salvador.
Es autora entre otras obras de:
- Artes de Combate una Ética Para Ser (Editorial Kier)
- Adolescencia y Autoestima (Editorial Bonum)
- Convivencia (Editorial Troquel)
- Violencia y Agresividad en la Escuela (Editorial Adrograf)
- AVC Aprendizaje en Valores y Convivencia (Editorial San Nicolás)
- Violencia en la Escuela ¿Se Puede Hacer Algo? (en preparación)