Mahatma Gandhi.
"La no-violencia es la oposición pacífica pero firme,
ante el abuso, la mentira, la injusticia, la agresión, etc."
Nuestra sociedad está enferma de violencia.
Ésta existe -en proporciones impensadas hace no tantos años-,
en forma de robos, agresiones físicas, homicidios,
secuestros, abuso sexual, insultos, entre otros.
Los comportamientos agresivos se han vuelto tan comunes
que si bien asustan y preocupan a la mayoría,
difícilmente a esta altura puedan asombrar a alguien.
Muchos comienzan a considerar correcto responder a la violencia
con una violencia mayor, ignorando que una vez desencadenada
se ingresa en un círculo inacabable de
"ojo por ojo y diente por diente”',
como una ley fatal de ascenso a los extremos...
Claro que tampoco ''el pacifismo a ultranza"
o la "paz a cualquier a precio"
como respuesta no-violenta, es la solución.
Una actitud cobarde ante el abuso y la injusticia
y el aceptar mansamente el avasallamiento de los legítimos derechos,
también resultan absolutamente inaceptables.
Los estudios de la psique y conducta humana afirman
que el instinto agresivo es innato,
y que la influencia del entorno social en que se ha educado la persona
es determinante para que dicha tendencia se agudice o pueda ser controlada.
La violencia, entonces, dentro de ciertos límites
es tan natural como inevitable.
La cuestión es ¿qué hacer para controlarla?
El miedo ante el peligro -la inseguridad-, suele paralizarnos.
En tales casos se nos hace muy difícil elaborar
una correcta respuesta no-violenta.
El temor generalmente provoca, o bien la huida,
o bien una respuesta violenta y descontrolada.
Es que no estamos preparados para
mirar cara a cara el conflicto.
Carecemos de la elemental capacidad
de resolverlo racionalmente.
"No se puede enseñar la no-violencia al que tiene miedo de morir
y no tiene la energía y el coraje de resistir (...)
La no violencia supone, ante todo, que uno es capaz de combatir,
pero al mismo tiempo decide reprimir conciente y deliberadamente
todo deseo de venganza". (1)
"Al enemigo se le sirve, se lo honra y se lo salva enfrentándolo,
y la meta no es la victoria, sino la reconciliación” . (2)
O´Sensei, Morihei Ueshiba.
Los fundadores de las Artes Marciales modernas
buscaron dignificar sus métodos de lucha
-sin que por ello perdieran efectividad-,
convirtiéndolos en vías de superación personal y de autocontrol.
El objetivo era canalizar el instinto agresivo hacia un fin superior,
dotando a sus cultores con las virtudes del sabio y del artista,
para dominar las energías destructivas y encauzarlas
hacia fines socialmente útiles.
Dicen los grandes Maestros que en toda pasión destructiva
existe una pasión creadora;
se trata simplemente de vencerse a sí mismo
y orientarse hacia la ley de la belleza.
La violencia sólo es inevitable -utilizada en sus justos límites-,
cuando defendemos una causa justa
-la propia vida o la de los seres queridos, por ejemplo-,
y después de haber agotado todos los medios pacíficos.
A decir del Mahatma Gandhi, después de Jesús, el más grande defensor
de la no-violencia activa:
"Mi no-violencia no admite que se huya ante el peligro,
dejando los bienes sin ninguna protección.
No tengo más remedio que preferir la violencia
a la actitud de los que huyen por cobardía”.
¿Cómo podemos entonces ser no violentos
-descartando la cobardía-
y a la vez, capaces de detener una agresión
sin resultar dañados y sin causar daño al agresor?
Las Artes de Combate bien entendidas,
se revelan como un excelente recurso personal
para detener la violencia,
la agresión y buscar el entendimiento entre las personas.
Las Artes de Combate nos enseñan la actitud correcta:
enfrentar el peligro -con o sin miedo-,
sin odio ni intención de aniquilar al otro;
con tranquilidad de espíritu, utilizando las armas de la razón
para hacerle ver su error,
eliminando su desconfianza y hostilidad,
buscando el entendimiento mutuo,
sobre la base de una completa seguridad en
nuestra capacidad técnica y fortaleza espiritual.
(1) Mahatma Gandhi.
(1) Mahatma Gandhi.
(2) Lanza del Vasto.
Ambas notas en Nalda José Santos.
"Artes Marciales Escuelas de Vida".
Editorial "Alas"
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