miércoles, 31 de diciembre de 2008

XII.


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KARATE SUPERIOR.
KUMITE PARA CINTURONES NEGROS

Autor:
Hermenegildo Camps Meseguer.
Editorial:
Alas.



“Mas vale ser juzgado por 12 que llevado por 6”
(O.P.F.)



LAS TÉCNICAS MALIGNAS:

“Un karateca va siempre armado.El arma la constituye su propio cuerpo,
entrenado íntegramente para el combate…”

“No olvidemos que el Karate nació en la isla de Okinawa,
cuando sus habitantes, desprovistos de armas de cualquier tipo,
que tenían prohibidas, lucharon a muerte contra el invasor
utilizando sus manos, sus pies, y la totalidad de su cuerpo”

“Lo que resulta absurdo es pretender que en la
defensa de la propia vida dejen de emplearse
determinadas técnicas por el simple hecho
de que sean estéticamente impresentables
o puedan ser consideradas innobles”

“¿Morder? ¡No somos animales!;
Esta reacción es típica del hombre civilizado,
en el que una educación superior ha borrado
los más elementales recursos de defensa que posee”

“Particularmente las karatekas,
si se ven amenazadas por un hombre armado
o que posee una gran supe­rioridad física sobre ellas,
no deben vacilar un instante en hundir sus dedos en los ojos del agresor,
golpear con la frente o
con el occipucio (*) la nariz del mismo,
lanzar un rodillazo a sus testículos o aplicar a los mismos
un "Ura Tettsui uchi" ("Ura Kentsui"),
morder, arañar tirar fuertemente de su pelo, etc.,
prescindiendo absolutamente de cualquier escrúpulo
o de la califica­ción de inmoral o innoble que la técnica
pueda recibir por parte de los de­más”.


“Por regla general, un hombre, ante un gato
que eriza el pelo y muestra las uñas,
ante un perro que ladra y enseña los dientes o
incluso ante un loro que amenaza con el pico,
muestra un natural temor o prevención,
te­mor o prevención que se ven incrementados cuando,
en lugar de animales domésticos, se trata de animales salvajes,
aunque se trate de mamíferos de mucho menor
peso y envergadura que los suyos propios.


Pues bien, ante un hombre o una mujer,
estos sentimientos desaparecen debido a que
no duda de que los humanos utilizarán, en una pelea,
idéntico tipo de técni­cas que las que él conoce y le son habituales,
por lo que un enfrentamiento con ellos no le supone
un problema especialmente difícil.

La mayor parte de las técnicas que utilizan las
artes marciales orientales tiene su origen, como sabemos,
en la observación de los combates soste­nidos por animales,
cuyos movimientos y recursos se copian,
adaptándolos a la anatomía humana.

Técnicas tales como "Keiko" (pico de polluelo),
que se forma apoyando sobre la yema del dedo pulgar
las puntas de los otros dedos y golpeando con el conjunto los ojos,
el cuello o los genitales del ad­versario;

"Kumade" (garra del oso) en la que se utilizan los dedos engarfiados
para atacar la cara o la región genital;
"Tono" ("empuñadura de espa­da") y "Yubi basami",
con las que se ataca el cuello del contrario con la par­te de
la mano comprendida entre el pulgar y los restantes dedos;

las técni­cas "Ippon" y "Nihon Nukite", en las que se utilizan
los dedos en ataque si­milares a los de la serpiente;

"Nakadaka" o "Nakayubi Ipponken", "Ni-honken" y "Hiraken",
donde los nudillos realizan ataques puntuales de gran eficacia,
tienen su origen todos ellos en la observación
de las luchas de los animales”.

“En resumen, cuando la propia vida o
la integridad física están en juego,
no cabe más que emplearse a fondo,
utilizando cualquier tipo de técnicas pero,
muy particularmente,
aquellas que puedan resultar más dañinas y eficaces,
peleando con la fiereza de una bestia salvaje y empleando,
si es necesario, sus mismos métodos aunque, eso sí,
regido todo ello por el su­perior cerebro humano.

La vida sólo puede perderse una vez y su defensa
justifica sobradamente el empleo del cualquier medio".


(*) Parte de la cabeza por donde esta
se une con las vértebras del cuello.


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